domingo, 3 de octubre de 2010

HISTORIAS DE PADRES E HIJOS, Vázquez Montalbán desemascara el lado más intuitivo, tierno y perverso de las relaciones paterno-filiales.

"De todas las enfermedades voluntarias la que más le molestaba era la de la nostalgia. De niño le dolía desprenderse de las cosas que le habían acompañado en los bolsillos de los pantalones, en los cajones revueltos de su pupitre, en los rincones secretos de su habitación-leonera. Cada objeto, aunque fuera una vieja miga de pan, tenía una historia y conservaba un momento pasado."

Desde que he conocido a Pepe Carvalho no soy la misma persona. Ya casi se ha convertido en un amigo más con el que converso a menudo, y muchas veces me digo, sin darme cuenta: "vaya con el pobre Carvalho, ya está otra vez llenando con su efusividad gastronómica su vacío existencial"; como si un confidente mio cercano adoleciera de cierta enfermedad.

Pepe Carvalho es la creación de Vazquez Montalbán que merece haber pasado a la Historia como un icono de la novela policíaca española, pero es algo más, es un detective que vive y sobrevive, aunque no lo crean,  en el pasado de todos los españoles de hoy en día. Constituye este personaje parte de la dignidad de nuestro ayer y su creador nos motiva mediante él, a ver a través de un tragaluz que muestra la vida de este pais desde la posguerra a casi la actualidad, el cómo fuimos. Todo ese tiempo pasa por las arrugas de Carvalho, el detective en cierto modo decadente pero dotado de la suficiente luz para percibir las sombras de nuestra Democracia a lo largo del tiempo, proyectadas en las distintas clases sociales, partidos políticos y sentimientos de los españoles.Vazquez Montalbán, es cosa a parte, un genio incomensurable, hay que leerlo, no hay excusa posible.

Pero volvamos al motivo de esta reseña: "Historias de padres e hijos", una pequeña delicia de libro que reune tres historias, cada cuál se desenvuelve en escenarios diferentes, pero todas bajo una cierta luz lúgubre y siguiendo la guía de una narración centrada en la investigación de los sentimientos paterno-filiales. De estas tres historias - "Desde los tejados", "Sherezade" e "Hice de él un hombre"- me quedo con todas. Bueno, lo cierto es que me quedaría con la primera de ellas, dónde Carvalho se va deshaciendo de sus capas de cebolla para dedicarnos sus más íntimos pensamientos referidos a su infancia, al paso del tiempo, a los hitos y los mitos de la vida de cada uno de nosotros que constituyen nuestra referencia. No voy a desvelar mucho más, y espero dejar la sensación de que dejo esta reseña a medias, quiero fomentar curiosidad por este libro interesante desde el punto de vista no sólo literario, sino también  filosófico, histórico y hasta gastronómico. Y es que, tratándose de Pepe Carvalho y de Manuel Vázquez Montalbán no se podía esperar otra cosa.

Ya me diréis...

Un saludo desde las Quimeras.